He aprendido que muchas veces, quienes se presentan como más rigurosos, estructurados y críticos… son… los más… chantas
Esos seres de luz que levantan expectativas altísimas, critican sin piedad lo que hace el resto, que no saben encontrar nada bueno, pero no logran sostener ni un cuarto de lo que predican en cada conversación. Gente que camufla inseguridad con intransigencia. Que se vuelve impaciente cuando el mundo no encaja con su molde.
En el último año me topé con un par de especímenes así. Personas con discursos potentes y con los que incluso empaticé, pero con resultados inexistentes. Hicimos trabajos parciales, hubo pagos a tiempo, pero con resultados pobres. Como intermediario, eso inevitablemente me pasó la cuenta en confianza a quienes me solicitaron recomendaciones de servicios.
En áreas como arquitectura o diseño (o cualquier disciplina que implique creatividad y autoría), tener un sello es valioso. Pero ese mismo sello no puede transformarse en una excusa para tratar al resto con superioridad ni para justificar rigidez disfrazada de “criterio”.
Como dice mi buen amigo y colega Pedro: lo perfecto es enemigo de lo bueno. Y definitivamente disfrazamos lo perfecto con simplemente ego, con resultados que terminan más cerca de la mediocridad que de la perfección.
He aprendido que la creatividad no puede ser rehén de la vanidad, que hay que escuchar un poco más. Que estar al servicio no es estar disponible, sino tener la disposición de aportar.
Sí, cometí el error de confiar y de comprometerme con ellos. De asumir que el historial garantizaba un presente. De dar espacio sin medir las señales. ¿Resultado? Casi 3 millones perdidos y dos entregables completamente frustrados.
Pero prefiero perder plata a perder claridad. Hoy tengo aún más certeza de que el talento se nota cuando hay intención, humildad y ganas de construir con otros. De compartir experiencias y hacer algo real.
A veces somos víctimas, otras veces somos quienes arruinan la fiesta. Lo importante es aprender y no repetir.
A seguir saliendo adelante, sea cuando sea que leas esto.