¿Y si dejar de crecer fuera parte del plan?

No hay emprendimiento personal que supere al poder del trabajo colectivo. La resiliencia no es superación individual, es aprendizaje compartido.

Llevo 18 días observando desde el borde de la cancha, durante los cuales he encontrado una gran cantidad de material sobre crecimiento personal y algunas ideas algo distorsionadas relacionadas con el mundo de los negocios y la toma de decisiones. Tras reflexionar sobre todo esto, llegué a la conclusión de que es imposible compatibilizar la visión de muchos empresarios sobre el «emprendimiento personal» con el sentido colectivo que debería guiar a una empresa.

La razón es sencilla: el éxito y la salud de una empresa sólida deben provenir de la sinergia del grupo, no de la gloria individual. Muchos «emprendedores» y «estoicos modernos» tienden a poner un énfasis desmesurado en la importancia de construir una marca personal fuerte, buscar reconocimiento y mantener visibilidad. Además, su enfoque sobre la resiliencia frente al fracaso a menudo resulta engañoso, ya que no se trata solo de superar obstáculos y exhibirlos como logros personales, sino de aprender de ellos de manera colectiva.

Si bien es cierto que no debemos poner todos nuestros recursos en un solo lugar, y entiendo que es normal que un buen empresario tenga diversas actividades, es fundamental saber dónde y cómo dedicar nuestras energías. Es esencial generar experiencias significativas que perduren en el tiempo, en lugar de crear experiencias limitadas que se perciban como un simple andar rebotando de un lado a otro. Además, debemos entender que los fracasos no son solo pruebas a superar, sino oportunidades de aprendizaje compartido. La verdadera virtud radica en la dedicación constante para construir una identidad sólida que inspire confianza en aquellos que eligen nuestros servicios.

Me quedan algunos días más para seguir reflexionando, pero dudo que encuentre una idea que supere al poder del trabajo colectivo. Eso, chau.